Como los franceses, la Influenza casi nos chinga el 5 de mayo
Por: el Beno
Creo que el título de mi columna lo dice todo y no es posible olvidar que el 5 de mayo de 1862 casi se nos caen los pantalones cuando los franceses llegaron en galeones al puerto de Veracruz aunque luego-luego peleamos por lo que nos pertenece con Toño, Lupe y Pepita, es decir, con todo, sí señores, peleamos por la patria y por nada más compatriotas, y nadie lloró, porque a llorar a la iglesia, pero hoy por hoy ni eso se puede porque como ayer se dijo un virus casi nos chinga por no estar buzos; pero a no alertar, decían mis comandantes que yo les decía cuando Maximiliano y Carlota iban llegándole al castillo de Chapultepec porque el cúnico no pandeó y no tiene que pandir por una pandemia ni por un par de güeros muy acá, además creo importante resaltar que la Influenza… a ver, ¿a cuántos mató? bueno, pues, no vengan a querer chingar otra conmemoración de la batalla que nos llevó a la gloria de a de veras, porque el 5 de mayo fue una batalla dura, muy repinada, sin albur, y ver que tantos años después se vuelve a festejar el coraje de los hombres, a mí, en lo particular, me conmueve, tanto que casi se me cae el lagrimón, cosa curiosa para una persona de mi talla, que si bien no era XXL como la de Porfirio, la mía sí que está al tiro, por lo que a veces vale la pena recordar las fechas que vinieron a representar los momentos culminantes para un país que estaba en su adolecencia, en el salir a la calle, a pelearse con los demás por unas botellas, ir de antro en antro y demás, por lo que se sabe bien que en la adolecencia los chamacos sólo quieren ir y venir de acá para allá, y entonces uno entiende el sentimiento malinchista de muchos jóvenes, pero eso no viene a decir que uno que es indio sea menos, porque menos es el que se cree menos, y eso, como ustedes sabrán aprender, no era lo mío; lo mío siempre fue la política, por eso el porfiriato fue otra cosa, porque lo de ellos no era precisamente lo que para nosotros venía a ser la patria, como tampoco lo que fue la victoria aquel 5 de mayo, única en sí porque después nos dieron unos cuantos madrasos esos franceses fresas y compatriotas vendidos, porque no sólo fueron franceses los que se las dieron contra nosotros aquel 5 de mayo, aunque yo no estaba ahí mero, pero sí estaba desde la sala de control, que como se imaginará cualquiera no tenía tanta tecnología como las de ahorita, aunque tenía a un Zaragoza, Nacho le decían, un López Uraga y a un jefe como yo, por lo que la batalla contra los franceses estaba ahí, tampoco que los güeros éstos eran tan chingones, ahí los meros-meros eran otros, esos que vinimos a poner la república y el laicisismo en la casa del señor, es decir, México, un lugar tan chingón como la pintura que alguna vez serví para comprar y que hoy, sí una fecha muy especial para mí, quiero compartir en este espacio para la reflexión de un momento tan importante para vuestra casa: ¡Viva México!
1 comentario:
ja!
que buen proyecto... lo acabo de descubrir, me encanta!
saludos
Julia
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