Desobedientes, protestonas y patoteras; así son las monedas.
En momentos que se está poniendo de moda organizar protestas contra los gobiernos, el público pide entelequias, peinados nuevos, no las típicas marchas a un zócalo mustio. Por eso, unas monedas revoltosas saltaron al rescate de esa gente y organizaron La quermese de la desobediencia civil. “Manos a la obra”, dijeron las monedas y se pusieron a diagramar métodos de resistencia civil pacífica para que, por ejemplo, el Peje les eche un ojo. Vamos a ver quién gana.
Huelga de hambre (1 real brasilero, 1999): la esencia de esta metodología es juntar gente dispuesta a sentarse en frente de algún edificio del gobierno y no comer hasta que las demandas no se satisfagan. No se recomienda juntar personas con tendencias a comer bolinhas y milhos cada media hora, tampoco gente cuyas convicciones políticas no sean tan radicales como para no armársela a un diputado que pasa por la manifestación comiéndose una Big Mac. Se puede innovar invitando a unas cuantas estatuas vivas para que se queden de guardia mientras el resto de la comitiva va a la cantina por unas cervezas bein gelatas.
Sentada (5 pesos mexicanos, 1995): hay que elegir un lugar y sentarse por tiempo indeterminado. Es bueno llevar pancartas que digan cosas como “Comí tortillas Milpa Real, me desperté vomitando en el comal” o “no soy vago, nomás así me la gasto”; el chiste es ser fachosos y desmandados. Pero no hay que levantarse, por eso se recomienda llevar un plumón por si hay que dibujar alguna raya en particular.
Cacerolazo (50 centavos argentinos, 2001): especial para amas de casa que a falta de puchero golpean a su marido. En el siglo XXI, los aspectos claves de una manifestación son la visibilidad, la sonoridad y salir a la calle, no sirve de nada protestar en el living. Eso, técnicamente, ni siquiera sería una protesta. Por esto, nada más basta con salir a la puerta del domicilio con una cacerola y una cuchara en mano, con todas las ganas de descontrolar y darle a la cacerola hasta que no queden ganas de puchero ni de tirarse un pedo.
Quedarse en casa y no salir (500 pesos cubanos, 2000) ¿Para qué molestarse y juntarse con los compañeros que todavía marchan por la revolución, si uno se puede quedar en casa viendo Benny Hill en YouTube? Total, la revolución ya tiene Internet y la isla va conociendo qué es eso de la privacidad, chico…
¿Quién habrá ganado? El jurado transpiró la gota gorda y se vio dubitativo, fue como tener que elegir entre Gardel y Maradona para un argentino; imagínense. No fue sino hasta que uno de los jurados dijo, “algunos dicen que el tren bala se la come, yo digo que ganó la moneda del Che”. Y sí, mejor pájaro en mano que cien volando… Para salir a protestar hay que salir con estilo, con brush y más que nada con imaginación de un mundo mejor. “Hasta la victoria siempre”, dice la moneda del Che y mira Benny Hill porque, “está rebueno; por fin hay Internet en Cuba, lo otro ya fue” afirma. Nos vemos la próxima, ahora sí en una protesta de desobediencia civil o en una fiesta con toda la banda de la peluca, que viene a ser lo mismo.
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