viernes, 28 de noviembre de 2008

Así bebió Pancho, según el Cura

No hay nada como las controversiales palabras de un personaje de la no farándula que en una entrevista callejera pone en jaque a toda la entelequia de la intelectualidad. Algo del estilo, cuenta Woody Allen, aconteció cuando encontraron que el joven Nietzche había sacado un libro para desembuchar a los más renombrados chefs y contar el sentido metabólico y antropológico de los recurrentes munchies de la población que va desde los 17 hasta los 60 años. En esta oportunidad, me cuentan, algo parecido le tocó a Miguel Hidalgo y Costilla, al cura Periñón de Ibargüengoitia: tuvo que testificar en una corte de ranchería verdades que pocas veces salen del clóset y muchas veces desfiguran historiadores. Ahora resulta que a Pancho Villa no lo dejan estar en la moneda de 10 pesos por sus hábitos etílicos: hablando mal y pronto, porque Don Francisco murió siendo un pedote. Estas son las declaraciones off the record que un asalariado del juez (de ahora en más “S”) punteó en una charla trasnochada con la moneda del Padre Hidalgo (“PH”).

S: ¿Dígame Padre, entonces no se elige así como así quién está en una moneda?
PH: Y no. Tú sabes que en el mundo del señor todo tiene sus procedimientos; sino fíjate en el Pontificado y como a mí no me querían ver no en una moneda, ni en figurita me querían ver esos jijos…
S: ¿Y usted me puede afirmar, entonces, que alguna vez hubo algún caso de discriminación ante la nominación de algún héroe nacional para ser acuñado en una moneda?
PH: El caso paradigmático es el de Pancho Villa, que fue propuesto por un servidor, por Morelos y por otros compañeros más, pero fue declinado por su pasado con la bebida. Pobre Pancho, él nada más quería estar en una moneda y mostrársela a sus novias.
S: ¿Cómo que por su pasado con la bebida?
PH: Y sí, desde el ocaso de la División del Norte Pancho es conocido por su firme disciplina de ejercitar el codo y el hígado, por no decir que el Hidalgo era su modalidad preferida. Por ejemplo, mientras yo alentaba a mis tropas a base de padres nuestros que estás en los cielos, Pancho las alentaba con tequila, pulque, mezcal, vino, con lo que haya, pues.
S: ¿Y cómo se enteró usted de este caso?
PH: Estábamos en una cantina con Morelos…
S: (interrumpiendo) Parece que usted y Morelos son buenos amigos.
PH: Sí, con el Patotas la agarramos como debe de ser. Pero como te decía, estábamos ahí y también estaba el Calendario Azteca, Don Quijote, Zapata; éramos una banda y llega Benito Juárez para decirnos que había visto como le decían “ni madres” a la proposición de acuñar una moneda con la geta de Pancho.
S: ¿Y qué les dijo Juárez? Me imagino que habrá sido algo difícil de explicar.
PH: ¡No’mbre!, contó que estaban en el Palacio de Gobierno Carranza, López de Santana, el Rey Juan Carlos, y que Madero estaba diciendo que por qué no darle un changüí a la moción pro-Villa, como para que después Pancho no ande de desidioso otra vez sentándose en el sillón presidencial. Justo ahí entra Pancho Villa a la sala, dando de topetazos contra las paredes y los agarra con las manos en la masa.
S: ¿Y qué pasó?
PH: Típico de Pancho. Venía destilando tequila, tenía salsa verde y crema en el bigote, y encima había dejado a su vieja; vomitó encima de la vitrina donde está la Constitución de 1917 y se cayó al piso… Cómo crees que una persona como Pancho iba a estar en una moneda mexicana; yo extorsioné a la Virgen Morena, él se güacareó en la Constitución.
S: ¡Qué bárbaro!

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