Ahora que las monedas del bicentenario están en la boca de todos y que se cumple un año del lanzamiento no-oficial del sitio en Internet de las Monedas Parlanchincas, se re-edita un cuento corto apócrifo que alguna vez supo ser censurado por el mismísimo editor de las monedas (por entonces, el Maestro cubano muy buena gente, José “Pepe”).
No hay nada como las controversiales palabras de un personaje de la farándula de la historia que en una entrevista cualquiera pone en jaque a toda la intelectualidad, para pensar en sucesos de la historia que quizá nunca se discutió como debería de ser. Algo de esta talla aconteció cuando encontraron que el joven Nietzche había sacado un libro para explayarse sobre el sentido metafísico de los recurrentes munchies de la población entre 17 y 60 años; esta vez le tocó a Miguel Hidalgo y Costilla, al cura Periñón de Ibargüengoitia, testificar en una ranchería verdades que pocas veces salen del clóset. Ahora resulta que a Pancho Villa no lo dejan estar en la moneda de 10 pesos conmemorativa para el Centenario de la Revolución Mexicana por sus hábitos etílicos. Hablando mal y pronto, a Don Pancho no lo acuñan en las monedas porque siempre le gustó agarrar la jarra.
Estas son las declaraciones off the record que un asalariado de los libros de textos de la SEP (de ahora en más “A”) punteó en una charla trasnochada con la moneda del Padre Hidalgo (“PH”).
A: ¿Dígame Padre, entonces no se elige así como así quién está en una moneda?
PH: Y no. Tú sabes que en el mundo del señor todo tiene sus procedimientos. Si no, fíjate en las arquidiócesis y cómo a mí no que no me querían ver en una moneda: ¡ni en figurita me querían ver esos jijos!
A: ¿Y usted puede afirmar, entonces, que alguna vez hubo algún caso de discriminación ante la nominación de algún héroe nacional?
PH: El caso paradigmático es el de Pancho Villa, que fue propuesto por un servidor, por Morelos y por otros compañeros más, pero fue declinado por su pasado con la bebida. Pobre Pancho, él na’más quería estar en una moneda.
A: ¿Cómo que por su pasado con la bebida?
PH: Y sí, Pancho ha sido bien conocido en la historia por su firme disciplina de ejercitar el codo. Es decir, nadie como Pancho Villa en sus últimos años para hacer una analogía sobre el alcoholismo y el fracaso. Cuando Pancho empezó a beber descontroladamente, allá en sus años de carranzista, todo se fue al diablo. Además, mientras yo alentaba a mis tropas a base de padres nuestros que estás en los cielos, Pancho las alentaba con tequila, pulque, mezcal, vino, con lo que haya, pues.
A: Pero, Pancho Villa es conocido por su disciplina, buen caracter y abstinencia. Él no bebía, o así se dice en los pasillos de la editorial de la SEP.
PH: Sí, es cierto. Pasa que no conviene dejar un mal sabor de boca cuando se está hablando de la historia con mayúsculas. Es decir: Pancho Villa era abstémio. Pero, en realidad, cuando murió Madero y Carranza lo había engatuzado con sus gestos de ruco buen pedo, la bebida alcoholisante entró a la vida de Pancho y sus camaradas. Por algo Zapata lo mandó a volar y después sus mismas tropas lo empezaron a abandonar; Pancho empezó a comportarse como que de manera errante, como nunca antes lo había hecho. Por eso no lo pueden ni ver, ni en la SEP ni en el Banxico.
A: ¿Y cómo se enteró usted de este caso?
PH: Estábamos en una cantina con Morelos…
A: (interrumpiendo) Parece que usted y Morelos son buenos amigos.
PH: Sí, con el Patotas la agarramos seguido. Pero como te decía, estábamos ahí y también estaba el Calendario Azteca, Don Quijote, Zapata; éramos una banda y, en una de esas, llega Benito Juárez para decirnos que había visto como le decían “ni madres” a la proposición de acuñar una moneda con la geta de Villa.
A: ¿Y qué les dijo Juárez?, me imagino que habrá sido algo difícil de explicar.
PH: ¡No’mbre!, contó que estaban en el Palacio de Gobierno con Carranza, López de Santana, el Rey Juan Carlos, y que Madero estaba diciendo que por qué no darle chance a la moción pro-Francisco, como para que Pancho no ande de desidioso otra vez sentándose en el sillón presidencial. Justo entra Pancho Villa a la sala, dando de topetazos contra las paredes y balbuceando unos 'muertitos' porque sabía que los estaba agarrando con las manos en el comal.
A: ¿Y qué pasó?
PH: Típico de Pancho. Venía destilando tequila, tenía salsa verde y crema en el bigote, y encima su vieja lo había dejado, por eso la güarapeta; vomitó encima de la vitrina donde está la Constitución de 1917 y se cayó al piso… ¿Cómo crees que una persona como Pancho iba a estar en una moneda mexicana? Yo extorsioné a la Virgen Morena, él se güacareó en la Constitución.
A: ¡No manches, así que por eso no quieren que Pancho Villa esté en la moneda rememorativa del centenario de la Revolución! Pobre de nosotros, no somos nada…
lunes, 2 de noviembre de 2009
Así bebió Pancho (revisited)
Etiquetas:
Centenario de la Revolución,
monedas parlanchinas,
Pancho Villa
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario