
Ptss... ¡Ptss!
¿Qué, quién me habla? Ya me morí, por favor dejen de molestarme con mil paros generales.
No don Raúl, quédese tranquilo que no soy el fantasma de Ubaldini. Soy yo, La Libertad.
¿La Libertad? Ya sé que me morí y por fin soy libre.
Soy La Libertad, la escultura que usted mandó a poner en la frente de las monedas de 50 centavos de Austral. ¿Se acuerda que allá por el 88 salimos los australes y se pudrió todo por lo del logo de la moneda?
Ah sí: por lo de la A, mi apellido y esas giladas. ¿Pero qué estás haciendo vos acá en mi tumba?
Mejor ni me lo pregunte. Algún nostálgico que fue a su velorio, al pasar, me metió en el bolsillo de su saco antes de que cerraran el ataúd y como lo está notando, me quedé para siempre acá encerrada con usted.
Pensé que eras el fantasma de un milico, qué susto. Pero entonces, ¿cómo decís que viniste a parar acá Libertad?
No importa don Raúl, la verdad que estoy mejor acá que en algún puesto del Parque Rivadavia. Y para ahorrar preámbulos que al final no tienen nada que ver con la realidad, de lo que somos y lo que vinimos a hacer en este mundo, le quería decir que más allá de la hiperinflación y que a nosotras no nos querían ver ni en figurita, porque usted imagínese que 50 centavitos no servían para nada en aquellos años de “Cómo conseguir chicas”, las monedas de Australes siempre lo quisimos a usted. Me acuerdo del Ñandutí, que lo quería como si fuese su padre.
Está bien, ponete cómoda. ¿Viste el quilombo que se armó el otro día que me fui? ¿Te enteraste de algo?
Vea, como no quiere la cosa me enteré que el gobierno adelantó las elecciones a diputados y senados para junio.
Sí piba, eso ya sabía. Pero te hablo de mi funeral. Además eso pasó antes de que me trajeran para acá.
Ah, usted se refiere a si sé algo sobre la actualidad. Y, mire, mucho no sé. Pero me enteré que el primer-dama Néstor salió a decir que él y el Gobernador van a estar en las listas a diputados pero que en realidad no van a asumir los puestos después de las elecciones.
¿¡Qué, por fin les ganamos de antemano?!
No don Raúl, los tipos dicen que una vez que ganen ellos, van a asumir los suplentes en su lugar.
¡Pero eso es una locura!
Y bueno, vio que a lo muchachos del bombo nunca les importó la ética republicana. Y mire que por acá anda el Tula.
De ese mejor no hablés, y cambiá el tono que me hacés acordar a la gorda Carrió.
¿Y qué tiene Carrió?
¿Me preguntás?
Bueno, está gorda y se tiñe de más. Pero la chaqueña tiene huevos, don Raúl.
¡Qué va! Esa tiene un pedo cruzado en la maceta, sino cómo sería posible que no logren impugnar, como corresponde para un don nadie, al bizcochito éste.
Bueno, eso sí que yo no sé. Vio que la política es cosa complicada. Y además, ¿vio?, mucho no se entiende a los ejemplares políticos de este país.
Sí. Yo sé que quizá no hice todo lo que tenía que haber hecho como político...
Don Raúl: lo de Viedma era un mamarracho. Ni hablar. Pero yo no hablo de usted, sino de los que se quedaron que, aunque dijeron que se iban a ir todos en el 2001, ahí siguen. Por eso a usted lo lloraron todos los argetinos el otro día, porque cuando se vino para acá, y cuando a mí me metieron en su saco, la Argentina se dio cuenta que se había ido el último profesional de la política.
Ah, ¿entonces a vos te metieron de prepo en mi saco?
Sí don Raúl… pero no se preocupe por eso. Yo sé que usted era un tipo piola, un poco quedo, pero un político argentino de los que ya no hay. Por eso acá arriba hay flores y toda la parafernália.
Gracias ché, la verdad me emociona saber eso. Y felices pascuas, que la tumba está en orden.
No don Raúl, quédese tranquilo que no soy el fantasma de Ubaldini. Soy yo, La Libertad.
¿La Libertad? Ya sé que me morí y por fin soy libre.
Soy La Libertad, la escultura que usted mandó a poner en la frente de las monedas de 50 centavos de Austral. ¿Se acuerda que allá por el 88 salimos los australes y se pudrió todo por lo del logo de la moneda?
Ah sí: por lo de la A, mi apellido y esas giladas. ¿Pero qué estás haciendo vos acá en mi tumba?
Mejor ni me lo pregunte. Algún nostálgico que fue a su velorio, al pasar, me metió en el bolsillo de su saco antes de que cerraran el ataúd y como lo está notando, me quedé para siempre acá encerrada con usted.
Pensé que eras el fantasma de un milico, qué susto. Pero entonces, ¿cómo decís que viniste a parar acá Libertad?
No importa don Raúl, la verdad que estoy mejor acá que en algún puesto del Parque Rivadavia. Y para ahorrar preámbulos que al final no tienen nada que ver con la realidad, de lo que somos y lo que vinimos a hacer en este mundo, le quería decir que más allá de la hiperinflación y que a nosotras no nos querían ver ni en figurita, porque usted imagínese que 50 centavitos no servían para nada en aquellos años de “Cómo conseguir chicas”, las monedas de Australes siempre lo quisimos a usted. Me acuerdo del Ñandutí, que lo quería como si fuese su padre.
Está bien, ponete cómoda. ¿Viste el quilombo que se armó el otro día que me fui? ¿Te enteraste de algo?
Vea, como no quiere la cosa me enteré que el gobierno adelantó las elecciones a diputados y senados para junio.
Sí piba, eso ya sabía. Pero te hablo de mi funeral. Además eso pasó antes de que me trajeran para acá.
Ah, usted se refiere a si sé algo sobre la actualidad. Y, mire, mucho no sé. Pero me enteré que el primer-dama Néstor salió a decir que él y el Gobernador van a estar en las listas a diputados pero que en realidad no van a asumir los puestos después de las elecciones.
¿¡Qué, por fin les ganamos de antemano?!
No don Raúl, los tipos dicen que una vez que ganen ellos, van a asumir los suplentes en su lugar.
¡Pero eso es una locura!
Y bueno, vio que a lo muchachos del bombo nunca les importó la ética republicana. Y mire que por acá anda el Tula.
De ese mejor no hablés, y cambiá el tono que me hacés acordar a la gorda Carrió.
¿Y qué tiene Carrió?
¿Me preguntás?
Bueno, está gorda y se tiñe de más. Pero la chaqueña tiene huevos, don Raúl.
¡Qué va! Esa tiene un pedo cruzado en la maceta, sino cómo sería posible que no logren impugnar, como corresponde para un don nadie, al bizcochito éste.
Bueno, eso sí que yo no sé. Vio que la política es cosa complicada. Y además, ¿vio?, mucho no se entiende a los ejemplares políticos de este país.
Sí. Yo sé que quizá no hice todo lo que tenía que haber hecho como político...
Don Raúl: lo de Viedma era un mamarracho. Ni hablar. Pero yo no hablo de usted, sino de los que se quedaron que, aunque dijeron que se iban a ir todos en el 2001, ahí siguen. Por eso a usted lo lloraron todos los argetinos el otro día, porque cuando se vino para acá, y cuando a mí me metieron en su saco, la Argentina se dio cuenta que se había ido el último profesional de la política.
Ah, ¿entonces a vos te metieron de prepo en mi saco?
Sí don Raúl… pero no se preocupe por eso. Yo sé que usted era un tipo piola, un poco quedo, pero un político argentino de los que ya no hay. Por eso acá arriba hay flores y toda la parafernália.
Gracias ché, la verdad me emociona saber eso. Y felices pascuas, que la tumba está en orden.
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