En el año de 1976 pasaron más que un par de cosas que sacudieron al mundo, entre las cuales se destaca el juicio por plagio que le encajaron al ex-beatle George Harrison por su canción My sweet lord y una importante elección presidencial sin candidato de oposición (sí adivinaron, es México y López Portillo). Pero como una moneda argentina se calló de la caja de monedas viejas y porque en el primer cuento de Las Monedas Parlanchinas había que decir algo sobre uno de los ascos más prohibidos de la sociedad, una moneda dorada dice que hubo un hecho que sobresalta a los demás de ese almanaque. Bueno, no sé si tiene razón en cuanto a que si fue el más importante de ese año en el mundo, pero el Golpe de Estado de 1976 en la Argentina fue un hecho muy intenso como para olvidar y no mencionar.
Pero yo me pregunto, ¿será que la Argentina estaba en la lona que la querían golpear? ¿Quién podría ser idóneo para responder bruta pregunta formulada en una canción? En eso, “A la historia le faltan las manos y a la memoria las manos y los pies”, dice esta moneda de cobre y aluminio que valía un Peso Ley 18.188. Con su color dorado intacto y un diámetro de 22 milímetros, esta moneda amiga salió en la Argentina del año 1976 para pagar un periódico y leer en el titular que una Junta Militar había derrocado a cañonazos mudos al gobierno de la viuda del mítico Perón. Según nos cuenta esta moneda de un Peso, era el 24 de marzo de 1976 y de repente se apagó la luz en la ciudad de Buenos Aires, descongelándose la verdad que estaba adentro del freezer de la gran familia argentina. “Salieron los tanques a la Plaza de Mayo, tiraron un par de tiros al aire y los peronistas ya estaban todos en sus casas mirando todo por televisión; los que pagaron este quilombo fueron los zurdos”, afirma la moneda sin pelos en la lengua.
Con toda la emoción encima recordando que a veces es peor el remedio que la enfermedad, la moneda insinúa que es interesante ver como hay gente que siempre vive de espaldas al río y olvidando que desde 1976 hasta 1983, casi el mismo tiempo que duró esta moneda en la calle, hubo más de 30 mil desaparecidos y una deuda externa que terminaron por pagar los amigos de esos que ya no están más. Al parecer de esta historia, no a todo el mundo le cayó mal que los militares vengan a gobernar y no dejar cantar a Serú Giran. Así, “aunque haya un gobierno democrático conservador o una bolsa de gatos militares y genocidas, siempre van a haber personas que antes de pensar en el gallego que dejó de existir ven al talego y se van a dormir”, finiquitó la charla anecdótica este pequeño ser metálico, quien no come vidrio al decir “¡nunca más!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario